Page 10 - Enriquecimiento ambiental en refugios y albergues para gatos (Felis silvestris catus)
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2. Libertad de miedos y angustias
3. Libertad de incomodidades físicas o térmicas
4. Libertad de dolor, lesiones o enfermedades
5. Libertad para expresar las pautas propias de comportamiento
En este marco genérico, cobra especial importancia la expresión de los comportamientos propios de la especie mantenida en cautividad, situándose como uno de los pilares fundamentales de la vida de los gatos en refugios (Ellis, 2009; Rochlitz, 1999). Satisfacer este principio de bienestar animal, así como el segundo y el tercero, altamente relacionados también con los programas de enriquecimiento ambiental; se hace imposible sin un conocimiento profundo del comportamiento de la especie, evitando aumentar el estrés o producir habituación o aburrimiento en los animales (Ellis y Wells, 2008).
EL ESTRÉS COMO INDICADOR DE BIENESTAR ANIMAL
El miedo, la ansiedad y el estrés son considerados como las mayores amenazas del bienestar animal (Hewson, 2014). En gatos, se consideran factores estresantes los ruidos fuertes o desconocidos, los movimientos súbitos, los lugares y objetos nuevos y desconocidos, así como la aproximación de extraños, ya sean personas, gatos u otros animales (Stella, Croney y Buffington, 2014).
Medir de manera objetiva los niveles de estrés en gatos en refugios permitiría su tratarmiento de forma precoz, a la vez que los desórdenes comportamentales relacionados con él. Estudios como el realizado en 2011 por Iki, Ahrens, Pasche, Bartels y Erhard aportan métodos como la medición del cortisol plasmático para distinguir niveles de estrés en gatos. Otros relacionan además el estrés psicológico con la activación de citoquinas proinflamatorias, interferón y la proliferación de poblaciones de neutrófilos (Raison y Miller, 2003). Sin embargo, es necesario un mayor estudio en este campo hasta llegar a una medida estandarizada (Stella, Croney y Buffington, 2012). Además, la manipulación necesaria de los animales para la extracción de sangre no permite la utilización rutinaria de la técnica, ni la hacen compatible con un sistema no invasivo y respetuoso con el bienestar animal a largo plazo (Vinke, Godijn y Leij, 2014).
La monitorización diaria de los gatos en busca de comportamientos no específicos relacionados con enfermedad, como vómitos, diarrea, anorexia o descenso en el consumo de comida y agua, fiebre, letargia, somnolencia y descenso de la actividad general, puede suponer un método no invasivo y realista de medir el estrés y mejorar el bienestar en gatos confinados (Stella, Croney y Buffington, 2012).
Esteban Toscano, Menor-Campos
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