Tom Vanwelleghem, investigador Ramón y Cajal del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba
Dos procesos geológicos diferentes y opuestos, la erosión y los procesos de formación de los suelos, tienen una influencia poco descrita hasta ahora en el ciclo de carbono. El ciclo de carbono es un círculo de transformaciones químicas en torno a este elemento y que incluye la emisión de CO2 a la atmósfera y su captación por parte de los vegetales. La erosión y la formación de los suelos han centrado la conferencia de Tom Vanwalleghem, investigador Ramón y Cajal, dentro del ciclo que conmemora el Año Internacional de los Suelos en la Universidad de Córdoba.
Según ha considerado Vanwalleghem, “debería incluirse el estudio de la erosión y la formación de los suelos en los estudios ambientales sobre CO2”. Estos trabajos tratan de determinar la influencia que este gas de efecto invernadero tiene en el cambio global y, en última instancia, cómo se puede reducir la consecuencia que el efecto invernadero tiene sobre el clima y los seres vivos.
Vanwelleghem ha explicado que sobre los efectos de la erosión “aún no se ha determinado si esta erosión actúa como fuente o como sumidero de carbono”. Esto es, si la erosión acentúa la presencia de CO2 o, por el contrario, la mitiga. “En este caso, no sería tan negativa para la naturaleza”.
Los procesos de erosión están asociados a la actividad agrícola en todo el planeta. Una de las líneas de investigación de la Universidad de Córdoba ha tratado determinar los orígenes de la erosión antropogénica. El laboreo de la tierra para obtener alimentos se inició en Europa, Asia y el subcontinente indio hace de 3.000 a 8.000 años. “Estas primeras actividades agrarias concuerdan con los estudios históricos de erosión realizados”, indica el investigador del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba (UCO). En este sentido, el equipo del que forma parte ha observado cárcavas de hace 3.000 años en Andalucía. Las cárcavas son concavidades en el terreno producidas por efectos erosivos de correntías de agua.
En este sentido, y junto a historiadores de la Universidad de Sevilla, el equipo de agrónomos de la UCO ha podido reconstruir trabajos históricos de laboreo en dos zonas diferentes de Andalucía, Baena (Córdoba), en una zona de campiña, y Montefrío (Granada), en la montaña del Sistema Subbético. En Baena observaron actividades agrícolas en la Antigüedad y en la época del califato de Córdoba (hace unos mil años). En Montefrío pudieron describir los efectos que la progresiva tecnificación de la agricultura tuvo sobre el suelo. Para ello, los científicos midieron tanto la posición de peanas donde se asientan olivos en campos de cultivo como la redistribución del suelo con radioisótopos de cesio.
Respecto al proceso de formación del suelo, Vanwalleghem ha apuntado que existen nuevas técnicas analíticas, como el uso de isótopos cosmogénicos o la luminiscencia estimulada ópticamente para poder determinar con mayor precisión los procesos de formación del suelo.